Evaluación: una sucinta perspectiva bíblica (Parte 1)

La evaluación se hace presente desde el principio en el proceso de aportación y adquisición del conocimiento por medio de las acciones pedagógicas correspondientes.

Assessment and Evaluation September 26, 2018

Por Ruth Hernández Vital, Víctor Fuenzalida y Ismael Castillo Harper

La evaluación se hace presente desde el principio en el proceso de aportación y adquisición del conocimiento por medio de las acciones pedagógicas correspondientes, y se manifiesta en acciones evaluativas periódicas y sistemáticas para garantizar el bien. En Génesis 1: 4, 10, 12, 18, 21 aparece sistemáticamente la frase: “…Y vio Dios que era bueno”. El acto creador inicial culmina con una evaluación global que mide y determina el éxito del proceso: Génesis 1:31, “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”. Los resultados de la evaluación son tan satisfactorios que la última expresión para valorar los logros alcanza niveles superlativos.

Principios

  • La evaluación debe ser un proceso completo. Las Sagradas Escrituras muestran que en el acto de la creación del mundo Dios utilizó lo que hoy se ha constituido en principios modernos de la evaluación, a saber, a) el diagnóstico, b) el proceso y c) la evaluación global final. El relato bíblico comienza con un diagnóstico: “Y la tierra estaba desordenada y vacía” (Génesis 1:2). La presencia del Espíritu Santo en el proceso creativo en el relato del Génesis evidencia dirección, conducción y acción constructiva y evaluativa a través de los siete días de la creación. En este acto cada elemento recibió lo que sería evaluación de proceso, y en las palabras textuales emanadas de la boca de Dios, se expresó: “y vio Dios lo que había hecho y era bueno”. Por supuesto hubo también una evaluación final contemplativa y totalizadora, en la que Dios vio que lo logrado era “bueno en gran manera” (Génesis 1:31).
  • La evaluación debe ser anunciada, no sorpresiva. En términos prácticos, el proceso de la creación evidencia que Dios entregó el conocimiento necesario diciendo qué hacer y qué no hacer a cada elemento creado, e indicó expresamente los resultados esperados por cada acción. Los primeros seres humanos fueron avisados claramente de lo que ocurriría en caso de que comieran del “fruto prohibido”. Es evidente que Dios no actúa de manera sorpresiva (Génesis 2:19). Tan solo poco tiempo después instruyó a su pueblo diciendo: Te he dado todo para tu progreso y éxito, si me oyes, practicas y obedeces lo que te he enseñado vivirás; si, por el contrario, me desoyes y actúas mal, morirás (Deut. 30: 15-19). Al conducir a su pueblo a través de la historia, siempre le dio instrucciones para la evaluación y le dejó saber cuáles serían las consecuencias si los resultados de la evaluación eran positivos o negativos, el profeta Malaquías en las citas 3:3 y 8-10, predice maldición si se desobedece y bendición sobreabundante si se obedece. De esta manera la Santa Biblia presenta a los docentes las directrices para conducir la experiencia educativa. Obrando así, al experimentar la evaluación y obtener los resultados, el estudiante asimilará y aceptará el porqué de determinada nota o calificación.

En la segunda parte de esta perspectiva bíblica, vamos a examinar el concepto de la idoneidad y su importancia en la evaluación.


Nota: Artículo escrito y publicado en Español.

Author

Ruth Hernández Vital

Doctora en Educación. Actualmente desempeña como Vicerrectora Académica Asociada, en la Universidade de Montemorelos, México. También enseña clases de curriculum y educación tanto en el perorado como en el posgrado de dicha institución. Temas de mi interés: educación adventista, creatividad e innovación en la educación, disciplina escolar y uso correcto del idioma.

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