Amor a la docencia

Fue uno de sus mejores años como docente, no solamente aprendió paciencia, sino también a empatizar con la vida de otras personas.

Inter-American July 18, 2024

El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor” 1 Corintios 13:4-5

Te presento a la profesora Martha Ruth y me gustaría contarte un poco de su experiencia en la docencia. En su primer día de clases (inicio del ciclo escolar), se encontraba muy nerviosa, no sabía cómo serían sus estudiantes, tenía muchas ideas, muchas ganas de aprender sobre ellos, pero también de enseñarles. 

Se preparó con algunas decoraciones para su salón de clases (sería maestra de primaria). Estaba algo tensa, pero a la vez feliz, ya anhelaba que llegara el primer día de clases. Entró a la escuela, se emocionó mucho al ver a algunos niños corriendo dentro de la escuela, y se hacía la pregunta ¿Será que ellos son mis estudiantes? 

En ese momento sonó el timbre y debía presentarse a su primera clase. Creyó que como en la primera escuela, los niños serían tranquilos y cariñosos. Recordando bien, algunos hasta le habían traído frutas y algunos dulces. Pero aquí fue algo diferente, al entrar todos la miraban fijamente y un niño con el hecho de estar dentro del salón, comenzó a molestar a otro de sus compañeritos. 

Rápidamente colocó sus cosas sobre el escritorio y les dio los buenos días. Comenzó su clase y observó un silencio peculiar. Todos se encontraban mirando sus libros y contestando la actividad que les había solicitado, pero especialmente el mismo niño en el centro de la clase comenzó de nuevo a molestar a uno de sus compañeros y a hablarle para que le hiciera caso. 

La maestra lo miró fijamente y le pidió que continuara con la actividad solicitada del libro, pero continuó molestando al compañero. Al ver que no le hacían caso volteo al otro lado a molestar a otra compañera, la profita lo dejó pasar por ese día. Pero conforme pasaban los días, notó que su actitud continuaba de la misma manera. Cada vez que volvía a casa se encontraba estresada, siempre pensando que solución darle a aquel niño que no prestaba atención y que no dejaba que los demás realizaran sus actividades. 

Al día siguiente se presentó a clase y como cada día, el niño comenzó a molestar a sus compañeros, la maestra le pidió amablemente que se sentara alado de ella, lo cual hizo tranquilamente, y durante todas sus clases guardó silencio y estuvo atento a las indicaciones. 

Al llegar el recreo le pidió a aquel niño que se quedara un momento y le preguntó: ¿Por qué razón necesitaba la atención de sus compañeritos? A lo que él contesto que, pensaba que, a diferencia de sus padres, ellos si le harían caso. Desde ese día la vida de la profita cambió, descubrió la belleza de la docencia, la atención de aquellos a los que muchas veces no se les presta la atención que necesitan. 

Lo nombró desde ese día su secretario y él era el encargado de ver por el salón de clases, que estuviera limpio y ordenado. Fue uno de sus mejores años como docente, no solamente aprendió paciencia, sino también a empatizar con la vida de otras personas, que posiblemente están pasando por situaciones difíciles y su labor como docente es intervenir y ayudar hasta donde sea posible.

Authors

Enoc Neftalí Rodriguez Martínez

Enoc Neftalí Rodriguez Martínez, será egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Educación en el Área de Química y Biología por la Universidad Linda Vista, cuando este articulo sea publicado.

Emerson López

Posee un doctorado en Socioformación y Sociedad del Conocimiento. Ha sido prefecto, orientador, profesor de asignaturas, subdirector académico y director de instituciones educativas adventistas. Actualmente, se desempeña como docente de investigación en pregrado y posgrado en la Universidad Linda Vista ubicada en Chiapas México. Su pasatiempo es la lectura y escritura.

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