“Él es mi amigo fiel, mi lugar de protección, mi más alto escondite, mi libertador; él es mi escudo, y con él me protejo; él es quien pone a los pueblos bajo mi poder” (Salmos 144:2).
Actualmente, todavía hay maestros que marcan la vida de sus alumnos, causando una inspiración notable en ellos. Esta es la historia de la maestra Laura. Trabajaba como maestra de español en el segundo grado de Secundaria.
Durante sus clases, observó cómo, una de sus alumnas, era discriminada por varios de sus compañeros de clase. Miriam era muy tímida, además de tranquila. Sin embargo, le encantaba y se destacaba en la clase de español que la profesora Laura impartía.
No era la primera vez que Miriam era discriminada; sino que era frecuente en sus clases. Sus compañeros se burlaban de lo que ella comentaba en clase, ya sea porque la maestra le pedía participación o porque lo hacía voluntariamente. También se reían de los gustos que tenía en cuanto a la música y su manera de pensar. Incluso, hasta del tipo de comida que consumía en el recreo, llegando a ser para Miriam, insoportable esta situación.
Al ver todo esto, la maestra Laura siempre intervenía para defenderla del acoso de sus compañeros. Lamentablemente, esto no ayudaba mucho cuando llegaba el momento en el que cada alumno se retiraba del plantel.
En una ocasión, mientras transcurría la clase, la alumna llegó al escritorio y dijo:
– Maestra, alguien cortó mi lapicera y la rompió, pero no sé quién fue.
En ese momento, la profesora Laura decidió poner fin a esta situación y preguntó a todos los alumnos acerca de quien había roto la lapicera, pero nadie respondió.
Al final de la clase, una de sus alumnas se le acercó en privado confesándole que había visto quienes lo habían hecho. Esto ayudó a la maestra para hablar con los alumnos y sus padres, para comentarles todo el daño que le hacían a Miriam y su lapicera.
Finalmente, la maestra resolvió el problema y le dijo a Miriam:
-Tus compañeros dieron este dinero para pagar tu lapicera. Tómalo y cómprate otra bonita. Además, quiero que sepas que eres una niña muy especial, veo en ti mucho potencial y no quisiera que lo perdieras a causa de los demás. Finalmente, quiero que sepas que puedes contar conmigo para cualquier problema y si en algún momento necesitas hablar, ten la confianza de que estaré ahí para ti.
Miriam, estaba muy sorprendida por las palabras de la maestra. Le agradeció profundamente, ya que había perdido la esperanza de poder recuperar su lapicera. Por primera vez, una maestra la había apoyado.
Desde esa vez, Miriam confió sinceramente en su maestra; le expresaba sus problemas y a la vez, la relación alumna-maestra crecía. También, recibió apoya para salir de la timidez y enfrentar los miedos que le impedían sobresalir en español, la asignatura que tanto disfrutaba.
Tanto influyó la maestra Laura, que Miriam estudia una licenciatura para ser maestra de español. La amistad de un docente, puede trascender más allá de las fronteras académicas, incluso en la orientación profesional del estudiante.
2 comments
Muy reconfortante está experiencia para apoyar a una alumna que siente el mal trato de sus compañeros. Muy buena la actitud de la maestra y la manera en que puso fin para tranquilidad de la alumna. Dios bendiga a los docentes para apoyar cada quien en su espacio.
Cierto María Luisa, Dios nos bendiga en nuestros espacios