Mi vida académica ha sido algo peculiar; en la preparatoria me adelanté años académicos, cursándolos en un menor tiempo, y en otras etapas, como el preescolar, ingresé a los 2 años.
Cuando finalizaba la preparatoria, me agobiaba la incertidumbre sobre qué carrera estudiar. Nunca tuve la oportunidad de consultar a un orientador vocacional para explorar posibles carreras acorde a mis intereses y habilidades.
En aquel entonces, la figura del amigo de mi padre, quien es francotirador, avivó mi deseo de servir a mi país en esa área de la milicia. También aspiraba a integrarme a la fuerza aérea, aunque sabía que el reconocimiento sería incierto.
Finalmente, llegó el momento en el que empecé a hacer realidad este sueño tan grande para mí. Al ingresar a la plataforma en línea de admisión, llené cada casilla y respondí cada pregunta. Ansiosa por terminar el llenado, mis padres me instaron a tomármelo con calma, diciendo que la prisa no garantizaba la admisión al plantel.
Al terminar de llenar el formulario, la desilusión me embargó al ver el mensaje en la pantalla de la computadora que indicaba que no cumplía con la edad mínima para ingresar. Esa noche, entre lágrimas, supliqué a Dios por ese anhelo profundo que tenía en mi corazón roto en ese momento.
La incertidumbre sobre lo que debía estudiar persistía en mí. Un mes después, mientras visitaba el rancho en compañía de mi abuelo, el pastor de nuestra iglesia se cruzó en nuestro camino.
Mi abuelo, aprovechando que el pastor iba hacia el pueblo cercano, le acompañó. Durante el viaje, mi abuelo empezó a platicarle que su nieta no había sido aceptada en la universidad que pretendía. El pastor, dirigido por Dios y sin dudar, le respondió que la Universidad Linda Vista podría ser una buena opción.
Mi abuelo, emocionado, llegó a su casa. Tomó el celular y me dijo que debía estudiar en Linda Vista. Convencida por sus palabras y la oportunidad que se presentaba, decidí explorar esta opción. Al recibir información detallada sobre el plan de estudios y los perfiles de las carreras, sentí una atracción particular hacia una licenciatura que es extremadamente distinta de ser francotiradora.
Al estar en esta institución, experimento una estadía sumamente gratificante. El ambiente acogedor y la sólida fraternidad entre compañeros me brinda un sentido de pertenencia, haciéndome sentir como en casa, por la calidez que recibo para mi desarrollo académico y personal.
Por un lado, he fortalecido mi confianza, además de la convicción de que Dios tiene un propósito mayor para mí que ser francotiradora, ya que sigue guiándome y brindándome su apoyo en cada paso que doy.
Aunque el camino académico representa un desafío constante, también está lleno de emocionantes oportunidades para crecer y aprender, porque en cada decisión que tomo, reconozco la presencia y guía divina. Él es quien ilumina mi sendero y me inspira a alcanzar mis metas con determinación y fe.
Authors
Arleth Gómez Hernández
Arleth Gómez Hernández, actualmente estudia el 6to semestre de la Licenciatura en Ciencias de la Educación en el Área de Química y Biología.
Emerson López
Posee un doctorado en Socioformación y Sociedad del Conocimiento. Ha sido prefecto, orientador, profesor de asignaturas, subdirector académico y director de instituciones educativas adventistas. Actualmente, se desempeña como docente de investigación en pregrado y posgrado en la Universidad Linda Vista ubicada en Chiapas México. Su pasatiempo es la lectura y escritura.