Dios tiene una obra inmensa

Philosophy and Mission January 16, 2023

Desde que de pequeña soñaba con ser misionera, recibir ese llamado de Dios, servirlo donde él me necesite, ayudar y compartir el mensaje. Y después de mucha oración, el sueño se hizo realidad. Me solicitaron para trabajar como profesora de inglés y español en un centro de idiomas, en un país del que jamás había oído, donde se habla un idioma desconocido para mí, donde la cultura es muy distinta a la mía, y dónde ser creyente no es fácil. Pero, aun así, vine, porque la fe en que Dios tiene una obra inmensa aquí es más grande que cualquier miedo u obstáculo que pueda presentarse.

Dos han sido los más grandes desafíos: dar clases de inglés en un idioma que no domino como lo es el ruso y hablar de Dios a mis alumnos con la casi nula posibilidad de hacerlo. Para el primero, el tiempo y aprenderse frases básicas facilita las cosas, y en mi caso, Dios me bendijo literalmente al “darme el ruso”. Además, de que no hay barrera cultural o lingüística que las risas y los abrazos no puedan traspasar.

Para el segundo, encontré que la mejor manera de mostrar a Dios es través de mi ejemplo y acciones. Oro siempre para que mis niños puedan ver en mí al amable, tierno, y amistoso Jesús. Para poder ser una maestra diferente, distinta a lo que están acostumbrados, que refleje Sus cualidades, características inusuales entre los profesores aquí.

Los momentos vividos son preciosos. Disfruto jugar con mis pequeños, las charlas profundas con mis adolescentes donde también reímos con sus ocurrencias que salen de ese corazón de niño que aún tienen. Me encanta verlos crecer, mejorar, escucharlos hablar en uzbeko y no entenderles, pero reírme con ellos igual; también aprender sus chistes, su cultura, y todo de ellos. Aquí he aprendido a ser maestra siempre preparada, y a depender de Dios para cada lección pues no se sabe qué deparará el día.

También trabajo con el club de Conquistadores y Aventureros, ministerio el cual fuertemente creo que es excelente para vincular a niños con la iglesia, y tengo testimonio de ello. Tres de mis alumnas, y sus familias, gracias a que asistieron a una salida del club, ahora conocen acerca del evangelio.
En Uzbekistán he presenciado la mano de Dios obrando en detalles y en cosas gigantes. Vi a niños y adolescentes entregar sus vidas a Jesús, a padres buscar la verdad, a líderes comprometerse con la misión, y a mí soñar con ser voluntaria toda la vida.

Ser voluntaria es servir abnegadamente, es ayudar sin que te lo pidan, es dar tu tiempo, recursos, fuerzas, ideas, conocimiento, talentos, y habilidades. Es poner todo lo que eres y tienes (e incluso más) a disposición de la obra de Dios. Ser voluntaria es una experiencia que cambió mi vida, una experiencia dónde pude reconfirmar que Dios es maravilloso… una experiencia a la que Dios te llama, y no puedes decir que no.

Author

Sofia Devetter Walton

Sofia, argentina, estudiante de la Universidad Adventista del Plata, y voluntaria en Uzbekistán, Asia Central.

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