Disciplina Redentora del Docente - Parte 1

Inter-American February 20, 2024

“Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da después fruto apacible de justicia” Hebreos 12:11.

Es verdad. Ninguna disciplina por bien intencionada que sea, causa alegría en la persona que la recibe. De igual modo, tampoco quien la ejecuta. Aunque esté correctamente administrada, puede generar tristeza, vergüenza, preocupación, deseo de venganza, resentimiento y otras emociones que pueden dañar la autoestima.

Mary tuvo una experiencia valiosa en relación a la disciplina redentora. Sin percatarse, dos jóvenes dialogaban con palabras inapropiadas para referirse a las jovencitas del campus de la institución. Sorprendidos, se dieron cuenta que la profesora había escuchado toda la conversación imprudente. Cuando la descubrieron que estaba cerca, de inmediato, rodearon el edificio para huir.

Interesada en el bienestar de los jóvenes, Mary caminó por el otro lado del edificio para encontrarse frente a ellos y animarlos a rectificar sus conductas. Después de saludarlos, les comentó que ella había escuchado toda la conversación la cual le traía vergüenza y tristeza a su corazón.

De manera respetuosa, con calma y conservando la dignidad hacia los estudiantes, Mary les siguió hablando y aconsejando diciéndoles que el caso no pasaría a instancias superiores de la institución. Les recordó el propósito último del servicio que prestarían a la iglesia al egresar en unos pocos meses de la carrera. Los jóvenes, avergonzados, solo acertaron a decir: “gracias”.

Dentro del campus, era común que la maestra Mary se encontrara con dichos alumnos en el día a día de la vida universitaria. No obstante, el tema no se volvió a mencionar. Parecía que la breve plática de la profesora no había tenido efecto positivo alguno.

A escasos días de la graduación, uno de los jóvenes se acercó con vergüenza a la profesora. Extendiendo la mano le obsequió una golosina y le dijo:

– Maestra, gracias por las palabras que nos expresó en aquella ocasión.

– En realidad, sus palabras me motivaron a tomar mejores decisiones, porque pronto iré a servir a la iglesia.

La maestra Mary, asintiendo a la vez con la cabeza, expresó: “Está bien, muchas gracias”.

Las expresiones del joven, se notaban genuinas. Ciertamente se veía arrepentido. Mary solo había aplicado el consejo de Cristo registrado en Mateo 18:15 “Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta”.

Ella entendía el verdadero propósito de la disciplina: contribuir a la restauración de la persona; inducirla a arrepentirse del pecado; rescatarla del peligro en el que estaba inmerso y ayudarle a volver en sí.

La profesora logró dicho propósito, gracias al poder que hay en el dialogo de persona a persona, como indicó Jesús. Cuando sólo intervienen los involucrados y nadie más.

Jesús concluyó: “Si te hace caso, has ganado a tu hermano” (Mateo 18:15). Mary, ganó al estudiante para gloria de Dios, quien ahora es un profesional del evangelio.

Author

Emerson López

Posee un doctorado en Socioformación y Sociedad del Conocimiento. Ha sido prefecto, orientador, profesor de asignaturas, subdirector académico y director de instituciones educativas adventistas. Actualmente, se desempeña como docente de investigación en pregrado y posgrado en la Universidad Linda Vista ubicada en Chiapas México. Su pasatiempo es la lectura y escritura.

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