La “Curva del Olvido”

Inter-American February 19, 2024

Como una estrategia evolutiva que promueve la supervivencia de la especie, el cerebro humano está programado para olvidar. Esta fue la conclusión de los neurobiólogos Blake Richards y Paul Frankland. Afirman además, que el olvidar, es un proceso de pérdida gradual de información crítica a pesar de los esfuerzos para retenerla, y que el objetivo de la memoria no es solo almacenar información con exactitud, sino que lo hace para “optimizar la toma de decisiones en ambientes caóticos y cambiantes”.

Como docentes, queremos que nuestros alumnos recuerden lo aprendido en clase, no que lo olviden. Sin embargo, la “Curva del Olvido” les llegará tarde o temprano. A menos que hagamos algo.

Esta curva “mide cuánto olvidamos a través de un periodo de tiempo”, como lo dijo Hermann Ebbinghauss, psicólogo alemán, en 1880. Él descubrió en sus experimentos de retención y aprendizaje que sin un reforzamiento o conexiones a un conocimiento previo, se olvidaba rápidamente la información a un ritmo de casi un 56 por ciento en una hora, un 66 por ciento después de un día y casi un 75 por ciento después de seis días.  

¿Cómo podemos ayudar a los alumnos para que el aprendizaje permanezca más tiempo en su memoria? La respuesta es “la Plasticidad Sináptica.” El neuro-científico Richard Cho, dice que, “para fortalecer las conexiones sinápticas es necesario ‘dispararles’ más frecuentemente, y de esta manera la memoria tenga acceso a esa información más fácilmente”. Cuando se aprende algo nuevo, se realizan conexiones sinápticas, entonces, para ayudar a retener ese aprendizaje, se necesitan tantas conexiones como sea posible. 

El investigador Youki Terada identificó cinco estrategias de enseñanza para lograr lo anterior.

  1. Explicaciones entre pares. Sekeers et al. (2016) descubrieron que cuando los alumnos explican a otros la lección, se reactivan las memorias débiles, luego se fortalecen y después se consolidan, y así se aumenta la retención.  
  2. El efecto espaciado. Carpenter (2016) y Kang (2016) afirman que cuando los estudiantes tienen varias oportunidades de revisar material anterior, se desempeñan mejor académicamente. 
  3. Prácticas frecuentes de exámenes. Butler (2010) y Karpicke (2016) demostraron que hacer exámenes con frecuencia estimula la retención a largo plazo, además de ayudar a manejar el estrés, que es lo que afecta el desempeño de la memoria. 
  4. Conceptos intercalados. Rohrer (2012) descubrió que al intercalar diferentes conceptos en una prueba, (matemáticas: las cuatro operaciones juntas, por ejemplo), los estudiantes obtuvieron mejores resultados.
  5. Combinar texto con imágenes. Carney y Levin (2002) y Bui y McDaniel (2015) afirman que, con frecuencia, es más fácil recordar información que ha sido presentada de diferentes maneras, especialmente si lo visual puede ayudar a organizar información. 

Colegas, recordemos que aun cuando usemos todas las estrategias científicamente probadas, si no tenemos amor, seremos simplemente como metal que resuena, o címbalo que retiñe (1 Corintios 13:1), porque lo que se enseña con amor, se recordará toda la vida.

“The Persistence and Transience of Memory” by Blake A. Richards and Paul W. Frankland in Neuron. June 2017.

Author

Javier Girarte

Javier Girarte Guillén loves to interact with teenagers, he has been an ESL teacher, (elementary, middle school, and high school) for more than twenty years. His other passions, besides family, are teaching, writing, and tell stories to his teens children Itza Victoria and Javier Antonio. He is married to Hilda Valencia. He also has published a devotional book for teachers (ACES) and some articles about education (JAE). He is the author of the 2022 teen devotional "113 Reasons Why LIfe is Good" for the North American Division. He lives in Montemorelos, Mexico.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *