Por Ruth Hernández Vital, Víctor Fuenzalida y Ismael Castillo Harper
Como ya hemos visto en la primera parte de esta perspectiva bíblica de la evaluación, Dios nos ha dado un ejemplo en sus Sagradas Escrituras. En este ejemplo, han surgido tres principios básicos. En esta parte vamos a examinar la tercera principio para mejor entender el ejemplo de Dios.
- Importancia de la idoneidad de los actores
La Biblia en Génesis 3 muestra cómo ocurrió el cambio en la estructura, plan, filosofía o currículum de la educación primigenia y su evaluación. Estas alusiones revelan cómo los actores genuinos o los elementos extraños pueden modificar los planes más excelentemente trazados.
a) Impacto del primer docente infiltrado para alterar el plan educativo de Dios. Aunque conocía la filosofía y el currículum del plan divino Lucifer no se adhirió a dicho plan, sino que utilizó sus factores para sus propios propósitos egoístas y destructivos. Dios preguntó al hombre: ¿quién te enseñó? puesto que él había enseñado de una determinada manera en espera de unos resultados. Pronto quedó demostrado que por oír la tergiversación de la enseñanza del falso maestro y, aún dejarse guiar por él, fueron arrastrados a la miseria más dolorosa y vil. La pregunta de la serpiente a Eva: “¿conque Dios os ha dicho?”, indujo a la primera mujer a cuestionar la autoridad y la enseñanza de Dios. Cabe argumentar que esta interrogante realmente buscaba plasmar en la mente la impresión que dejaría la pregunta si se hubiese enunciado como: ¿Y qué importancia tiene que Dios haya dicho no comáis de ningún árbol del huerto?
b) Estándares de idoneidad docente establecidos por Dios. Los buenos resultados de la evaluación dependen de la idoneidad del maestro y de que éste sea según el corazón de Dios. El rol del maestro es fundamental para guiar e influir en sus alumnos los mejores resultados en sus evaluaciones. En Job 36:22-23 se establecen los estándares que definen el perfil del maestro. El texto declara: “¿Qué enseñador hay semejante a Él?…Y ¿quién le dirá: has hecho mal?”. Esta verdad implica que los maestros son llamados y desafiados a realizar un ejercicio profesional incuestionable.
c) Es crucial para el adecuado proceso de enseñanza, aprendizaje y evaluación, contar con docentes comprometidos con la pedagogía divina. Los maestros en las instituciones educativas de la iglesia son llamados a mantener y preservar los principios divinamente establecidos o revelados, tanto en la acción de educar, como en la acción de evaluar y asignar calificativos.
Nota: Artículo escrito y publicado en Español.